Avital Ronell y el "rush" de pensar

En esta extensa entrevista a Avital Ronell, realizada por Julio Ramos en marzo de 2011, la filósofa reflexiona sobre la guerra, la adicción, las nuevas tecnologías, la experimentación sensorial y la transmisión del saber, temas todos recurrentes en su obra teórica. La entrevista ha sido publicada por 80grados en dos tandas (12) y finaliza así:



Ya en la dedicación a una exclusiva dignidad universitaria el filósofo había perdido su autoridad social, pero acaso la salida a los medios no resuelve el problema…


El filósofo que está en los medios ya ha perdido a priori su autoridad. De alguna manera alega o declama que tiene la autoridad de la filosofía. En este punto pienso en los bufones de Shakespeare, porque el bufón es el que se enfrenta cara a cara con la autoridad, con el soberano, con el rey, con impunidad y coraje. Y precisamente porque se los considera tontos o locos, pueden llegar más lejos, y presionar y agitar por la verdad. Pero justamente el bufón es el que nunca exhibirá autoridad, porque ha renunciado a la autoridad. Y sin embargo instala una guerra de guerrillas retórica. Y yo me identifico con esta figura, con la agitación del diablillo, que aparece en lugares a los que no ha sido invitado, metiéndose, diciendo cosas que otra gente ni siquiera puede creer haber oído. Y así me he habituado a decir cosas que de acuerdo con todas las teorías no puedes permitirte decir. Y esto se acerca a lo que Erasmo llamó un filósofo. El filósofo es el que puede cruzar al otro lado, asumiendo que es otro lado, y luego volver y decir “Soy un tonto”. Admite que no puede recuperarse súbitamente de la experiencia del pensamiento. Y eso le da autoridad, le da credibilidad callejera digamos. Mi punto de partida es que puedo perder toda la autoridad que tengo y por la que he peleado. Hay un riesgo, un riesgo real, y siempre lo he asumido al exhibirme, al hacer de mí misma un espectáculo o sumarme al ejército de bufones, que somos lo suficientemente tontos como para asumir riesgos extremos. Creo que por eso trabajo sobre la estupidez; sobre la figura del bufón, del idiota y el carácter sagrado de aquellos que no están salvaguardados por el saber o el conocimiento. Es exactamente lo opuesto de aquello con lo que se supone tienes que identificarte como académico. En la universidad nadie supone que vas a decir: “Soy un tonto, o soy estúpido”. Y sin embargo desde Sócrates el disfraz ha sido siempre decir: “No sé, soy estúpido”…. Hemos dicho mucho.



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